martes, 5 de mayo de 2009

Imagen

Ella era magnética,sus ojos del color del alquitrán prometían mil y una perversiones,chispeaban con picardía mientras sus labios suaves,calientes,delicados,rozaban mi cuello en busca de un gemido.


Han pasado años,parecen siglos;pero aún recuerdo el contoneo de su caderas,la redondez perfecta de sus nalgas y el vaivén suave de sus pechos al hacer el amor.Nunca he visto una piel brillar así en la oscuridad,el sudor y la sed allí,en ella.Gobernaba mi cuerpo,entre sus piernas encontraba el sentido de la vida,y en su risa la promesa de que habría un mañana.

Sólo Dios sabe cuánto lloré el día en que me di cuenta de que sólo había sido un sueño,y mi cama estaba,como siempre,vacía.

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