domingo, 15 de enero de 2012

Forense

De eso es de lo que tengo prácticas la semana entrante:de Medicina Legal y Forense,y me tocará ver autopsias.No soy persona de estómago sensible,no me perturban excesivamente los olores desagradables,ni las imágenes grotescas;pero no soy de piedra,algo sí que hay que me choca de la medicina forense: los muertos.
Es fácil cuando entras en la carrera y ves el cadáver de las prácticas de anatomía no sentirte muy impresionada,eres un ser inocente que probablemente no ha visto nunca una persona muerta,y eso que yace en la sala de disecciones lleva muerto tanto tiempo que apenas penetra en tu cabeza la idea de que en algún momento,hace tiempo,fue una persona viva.Sí,una persona viva con gente que la quiso,que le tuvo manía,que sonrió,lloró,amó y fue amada;pero es complicado darse cuenta de todo eso cuando todo el mundo la llama "el cadáver": esa suerte de objeto antropomorfo de piel endurecida y olor a jamón curado que hace mucho tiempo,demasiado,que dejó de respirar.
Sin embargo mañana,o pasado,o el día que me toque estar en la sala de autopsias,lo que voy a ver será una persona que hace muy poco aún vivía;alguien a quién quizá me crucé por la calle ayer,o a quien vi en una consulta hace tanto tiempo que su cara ya ni me suena,pero eso no es importante.Lo que me importa es que lo que reposará en la mesa será alguien a quien sus parientes estarán llorando y pendientes de saber por qué ha muerto y cómo,en definitiva: ES ALGUIEN.Me resultará difícil separar la ideas de cadáver y persona;y soy consciente de que va a ser perturbador,mucho.Es muy difícil cosificar a alguien cuando su cuerpo apenas ha empezado a enfriarse.

1 comentario:

  1. En mi caso, soy persona sensible...me impresionan y afectan los olores, y cuando haga prácticas de forense, me va a costar...mucho...
    Pongamos que ese alguien necesita ese trabajo, que ese alguien se merece que se sepa qué le pasó, que los que le lloran, amaron, rieron e incluso despreciaron sepan porqué ya no está antes de que el frío llegue no sólo al cuerpo sino a la mente de la gente. Tal vez podamos hacer más fuerte el cuerpo y la mente con el deber de cerrar el capítulo de vida de ese cuerpo con las puntadas del hilo y eso nos empuje a soportarlo, si no como un deber a otros, como un deber a nosotros mismos y a la ciencia para saber qué podemos aprender sobre lo que se hizo mal para que otros no lo hagan, o que alguien pague las cuentas que le tocan.

    O sencillamente las personas somos así de ansiosos, fríos e insensibles, que nos gusta saberlo todo...

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